¿Y si las personas se enamoraran de las palabras?
Quizá se poblaría de poetas resignados, de lápizes de cristal.
Las mentes literarias escribirían sobre odio, rencor y egoísmo
de una monotonía gris y roja .
Las apariencias serían la musa en cada pluma,
y el papel,
un corazón esperando ser destruído.
¿Y si las palabras se enamoraran?
quizá cantarían hasta el alba
sus mentiras, miedos y anhelos.
Quizá serían sólo utilizadas, y luego olvidadas,
como las personas.
Seamos entonces, unos poetas
escribamos en piel y huesos
y así sentir el peso en cada palabra.
Que la pluma sea una sutil navaja
deslizada sobre una hoja de papel
y cada grito de dolor, sea aún más sincero,
donde nuestros ojos hablen
mientras nuestra boca calle.